Primavera de 1914

Primavera de 1914

guanaguana

En un pueblito caribeño, Guanaguana, adentrado en la Serranía del Turimiquire, Magdalena Ciliberto sintió, en el ocaso de un día primaveral, el dolor sagrado que anunciaba la llegada de un ser especial; había nacido Nuncia Leopardi Ciliberto, primera nieta de esta familia italiana que llegaron de lejanas tierras con el ímpetu de un inmenso amor por su patria y plasmado con con mucha fortaleza en este noble país. Nuncia formada con el cariño de sus abuelos y rodeada de la naturaleza exuberante y fértil, como la que ofrece el Valle de Caripe, se nutrió de la sabia de los cafetos en flor y todos los privilegios de vivir en la Hacienda "La Cuchilla" propiedad de su padre, Luis Leopardi, en donde su madre Magdalena, se esmeraba en preparar salchichas ahumadas; lomitos prensados; raviolis, gnoquis; los granos de oro e infinidad de pasteles apreciados en la familia.

Nuncia Tepedino Leopardi 3

En Caripe, el pueblo donde se establecieron desde finales del siglo XIX, una nutrida colonia italiana y algunos corsos, que habían llegado con el espíritu impregnado, del reciente RISORGIMIENTO, el movimiento que en 1861 logró la unificación italiana y conocedores del gran compositor, VERDI, que comprometido con su Italia, había absorbido el espíritu de sus coterráneos y lo destiló en su música, con ella los italianos escuchaban el sonido de su nación, sus aspiraciones , sus penas y, especialmente, su gloria. Con ese poder maravilloso de la música bajaron esos jóvenes italianos por las montañas de Caripe, cantando el Va Pensiero de Verdi de la famosa ópera Nabucco, que es un canto apasionado por la libertad...Aún sus notas se escuchan cuando la brisa arrullan los Bucares en flor.

Nuncia Tepedino Leopardi 2

La joven Nuncia debe irse a estudiar y cuál experta amazona hace su travesía hacia Cumaná, rodeada de familiares y guías que la conduciría por ríos y montañas, el caudal del Guarapiche no amedrentó a la joven estudiante que plácidamente disfrutaría de sus templadas aguas, adentrándose luego entre montañas y desfiladeros con la misma pericia, qué años antes, el varón Alejandro Von Humboldt, recorrió esa misma ruta.

Despúes del terremoto de 1929, qué lo vivió en el colegio de la Consolación en Cumaná, sus padres la enviaron al Santa Rosa de Lima a Caracas de donde regresaría a su pueblo ya toda una señorita, llena de la gracia y belleza de la juventud y no tardó en conquistar al joven, Américo Tepedino Cabello, con el que contrajo matrimonio el 13 de Junio de 1936. La boda se celebró en una linda colina del pueblo, en la Hacienda "Las Carmelitas" propiedad de la familia Silva Acosta, donde vivía para entonces la tía Carolina.

Nuncia Tepedino Leopardi

105 años han transcurrido, alegrías y tristezas han fortalecido a nuestra madre que con la nobleza y el temple de un roble, ha seguido acobijando a sus hijos, nietos y bisnietos con sabiduría y amor infinito.


El 9 de mayo de 2019 en su 105 aniversario escribio: Elena Tepedino Leopardi.

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