Formación de La Guanota

Formación de La Guanota

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Pilar Martínez, quien nació dos días después de comenzar el siglo 20, y murió cuando faltaban cinco años para terminarse el siglo, y vivió esa vida de punta a punta en La Guanota sin moverse para ningún lado.- Tuvo oportunidad de conocer y codearse con ellos: a Pascual Curujo a Pedro Yaguaracuto, a Pascual Caripe, a Pablo Pianaima, Valentín Saracaba, a Diego Caranaima, a Juan Morocoima, a Pantaleón Caripe, a Santiago Senda, a Simón Alguaca, a Onofre Caña, a Visitación Suarez, y a Santos Salazar, quienes fueron los primeros hombres que se internaron en la comarca a mediados del siglo 19.

Y decía Pilar Martínez, que esos hombres vinieron aquí de varias partes y que venían.- como se decía antes, huyendo, unos por matones, unos por ladrones, y otros por picaros, algunos eran brujos y marruñeros pero que todos traían su india, su escopeta y su perro; Y aunque no llegaron juntos, con el tiempo conformaron una guarida dirigida por Onofre Caña quien era algo así como un PIACHE” al cual todos rendían pleitesía y para casos de índole político legal contaban con la autoridad de Santos Salazar, a quien distinguían con el nombre de "El Coronel” .

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Al principio vivieron de las frutas silvestres y cazaban y pescaban cangrejos, guácharos, irites, y culebras. Luego trabajan la tierra, hicieron sus conucos, sus ranchos, y tuvieron proles. Sembraron el primer café de la región, el cual cosechaban , pilaban, y lo llevaban a hombros hasta el muelle de Cariaco donde lo canjeaban por sal, pescado kerosén, jabón, fósforo, papelón, tabaco, machete, hacha, chícora, pertrecho para sus escopetas y ron, que era lo que para la época se conocía como “ bastimento “No existían caminos de de bestias y el transporte se hacia a lomo de hombre y decía Pilar Martínez, que esos hombres presenciaron la llegada a la zona, de las báquiras, los venados, los tigres, los leones, los araguatos, las guacharacas, las catanas, los pericos, las cotorras, las guanotas, las palomas, y hasta los zamuros, ­ Animales que vinieron huyendo también de las candelas, la sequía y el hambre que azotaba la región comprendida entre Catuaro, Santa María, hasta las Charas, Paso Largo, Espuga, Juasjuillar y el Limón donde tenían su habitad y corredor.

Estos mismos animales volvieron a emigrar y otros se extinguieron por la misma razón que lo hicieron antes, pero desaparecieron de la zona. Y decía Pllar Martínez , que esos hombres fueron los primeros baqueanos, que encontraron los futuros pobladores de la zona y que algunos de ellos acompañaron a Eulogio Castillo a construir el primer rancho que dio inicio a la población y que se fabrico en una calceta de sabana que existía donde hoy se encuentra el estadio de La Guanota:- Y decía Pilar Martínez en su lenguaje coloquial “ A LA HORA DE UNA VAINA ESOS HOMBRES FUERON LOS VERDADEROS FUNDADORES DE LA GUANOTA”.

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Y según se desprende lo que se anota a continuación: Esos hombres tenían un elevado concepto de la solidaridad y el compañerismo, ya que ante cualquier señal tanto de peligro como de algo que pudiese serles provechoso se ponían en contacto mediante el toque de la guarura y el emisario directo; Luego se reunían en una especie de cónclave presidido por el viejo Onofre, quien eras el jefe espiritual de la organización , y allí trabajaban los planos, las estrategias y las fechas en que debían entrar en acción, ya sea que se tratara de matar a un tigre, cazar un danto, seguí a un royo de báquiras, armar una pesca de guácharos o matar un macaurel. Todo ello debía regirse por los requisitos indispensables que eran contar con el visto bueno del “Coronel” Santos Salazar y que los hechos se ejecutaran de acuerdos a los ciclos de la luna por los que observaban una ferviente devoción.

Y en los casos de calamidades como la “viruela y la gripe española” que diezmaron gran parte de la población venezolana, y la langosta que a su paso dejaba los campos desolados y llenos de hambre y desesperación, estos indios bregaron con estoicismo contra esas adversidades y mantuvieron viva su guarida. Pero decía Pilar Martínez, quien era hijo de Santos Salazar ( El Coronel) y María Damiana Martínez, oriundos de Santa Cruz, Estado Sucre- (Abuelo de quien escribe) que el acontecimiento mas espeluznante ( dicho en otras palabras) que se había presentado en todos los tiempos y que el tuvo la oportunidad de verlo junto con sus padres fue el paso del cometa Halley en el año de 1.910.- Hoy todos sabemos lo que es un cometa o podemos imaginarlo, en aquella época aquel fenómeno no significaba otra cosa para la gente que “el fin del mundo” y así se lo tomaba. Y se dice que era tal el miedo y la angustia que se apodero de la gente, que muchos optaron por suicidarse antes que llegara el ultimo momento, que era cuando la cola del cometa tocara la tierra, cosa que se dice que sucedería en la noche del 24 de abril de 1.910.

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Y cuanta Pilar Martínez, esa noche todos los hombres y mujeres se concentraron en la casa del viejo Onofre y procedieron a emborrarse con guarapo fuerte, mientras tocaban cachos, guaruras y botutos para atormentarse y no percibir la llegada del fin , mientras las mujeres aferradas a sus hijos, desde el fogón lloraban mientras improvisaban plegarias a Dios y a cuanto santo se les venia a la mente. Y dice Pilar, que su padre esa noche recogió temprano a toda su familia y la encerró en un solo cuarto y después de rezar con ellos se salió al patio y allí permaneció parado hasta que ( cuenta Pilar) de repente se oculto el astro y quedo una espantosa oscuridad . De repente aquel hombre soltó un grito tan fuerte que se oyó en toda la comarca “Pasoooo el Comeeeetaaaaa” lo demás podemos imaginarlo.

Después de estos acontecimientos, advino otro, ya no telúrico sino mas bien fortuito, del cual no podremos olvidarnos jamás, ya que dejo un legado que representa la razón de nuestro gentilicio y se trata de la aparición de “ La Guanota” en la región, Primero hay que decir que antes de la llegada de la guanota, existían en la zona algunas especie de colmena, tales como: La trompetera, la zapuna, la angelita y, una cuya miel era venenosa y la llamaban la rayadita”, todas han desaparecido acosadas por los depredadores que no solamente eran los indios sino también los meleros, las ardillas, los rabí pelados cuchi cuchis.- Las guanotas se mantuvieron hasta la llegada de las abejas asesinas quienes decretaron su expulsión definitiva de la zona. Y que el viejo Ángel Gamboa­ viejo marruñeco y leguleyo, cuyo trabajo era sacar tablas (aserrador) quien descubrió la primera guanota cuando tumbaba un “Angelino” en la quebrada de Altamira, pero como a Gamboa nadie le creía nada y mas bien le tenían miedo por que a la menor discusión, pelaba por un código civil que dotaba del año 1864 y amenazaba con mandar preso a cualquiera, nadie le hizo caso cuando dijo haber sacado una colmena de moscas grandes y amarillas y que le había sacado una tapara de melao como de 8 botellas:- Como dicen nadie se comió el cuento”- Unos años mas tarde el viejo Juan Suzano, quien tumbaba una montaña en el lugar conocido hoy como El Alto del Burro” denuncio la presencia de una colmena como la señalada por Juan Gamboa y fue necesario llamar aquí viejo Pancho Zerpa para que corroborara la noticia, ya que Pancho había sido tumbador de montaña en el estado Sucre y conocía la especie. A partir de allí se procedió a informar tanto a Onofre Caña como a Santos Salazar, sobre la presencia de esta abeja extraña en la regio y se convoco a una asamblea de lugareños para fijar la fecha de la castración”.- Primero debía cumplirse toda una ritualidad como consultar con “EL CÁMARA” los signos de la luna , la temperatura del sol, las señales del cielo, etc. etc.

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Para ver cual era el día más apropiado para hacer la castración (Antes se decía: sacar una guanota) Llego ese día un grupo de hombres con hachas, taparas, calabazas, y candela se dirigieron al sitio donde , después de echar al suelo el enorme cimarrón, procedieron a abrirle las entrañas para extraerles los panales repletos de melao” Así se decía_ Una vez terminada la faena de castración, todos los participantes se congregaron en la casa del místico Onofre, y allí celebraron una ceremonia religiosa en honor al hallazgo que acababan de descubrir “ La Guanota”. Pero aunque este echo pudo significar el bautizo de la comarca con el nombre de la especie que ahora ostenta, no fue sino hasta la llegada la zona del poeta Félix Antonio Calderón años mas tardeen visita a su hermano Antonio de Padua Calderón que ya para la fecha era dueño de hacienda denominada “Hueco Flojo” Ubicada en lo que se conocía como La Culata del Páramo, e impresionado el poeta con la cantidad de neblina y lluvia que había en forma permanente, unido al ruido de los arboles y los animales que se desprendía de la montaña y conociendo de antemano el ruido que producían las guanotas en la época de su transmutación, se le ocurrió emitir una frase nada poética, pero si tan oportuna que desee ese momento no la hemos olvidado jamás “ Esta Vaina se Parece a Una Guanota”.

Los lugareños la tomaron como buena dada la fuente de donde procedía, la generalizaron y el tiempo se encargo de legitimarla.- Origen del nombre La Guanota.  Y hasta qui la obra de los indios, segunda memoria de Pilar Martínez. Ahora en cuanto al inicio del poblamiento de la zona , ya sabemos que Eulogio Castillo, quien construyo la primera casa de bahareque y el primer conuco de café que vendió luego a Pedro Ysava, quien inicio la conformación de lo que llego a ser l gigantesca “Hacienda La Guanota”.

Después de Ysava siguieron en orden de pobladores: Visitación Suarez, José Félix Sánchez, Ramón Cordero, Nereo Padrón, Agapita Rengel, Ramón Madrid, Eulalio Zapata, Ramón Perales, Mateo Sotillet, Faustino Bonet, Eladio Marcano , José Ángel García, Genaro Acosta, Elías Villahermosa, Pedro Carmen Jiménez, Zacarías Sotillet, Sabino Gómez, Laureano Brito, Pedro Agustín Centeno, Manuel ramos, , Félix Gómez, Eusebio Márquez, Feliciano Laverde, Antonio Cardier, Miguel Tepedino, Antonio Calderón, Casimiro carrera, , Florentino Acuña, Claudio Ortiz, Jesús Castillo, Andrés Zerpa, Francisco Zerpa, Pedro Saba Villahermosa, Tomas Rengel, Elías Castillo, Jesús Antonio Balbas, Gregorio Torres, Vicente Liccioni, Pedro Oyarves, Encarnación Golindano, Joaquín Sánchez, Felipa Rengel, Bailón Pérez, Ángel Acuña, y Manuel Cumana.- Todas esas personas – a quienes podemos catalogar como advenedizas, en el buen sentido de la palabra- llegaron a la región procedentes de Cumana, Carupano, Margarita, Cumanacoa, Caicara, San Antonio del Golfo, Coro, Santa María, Cariaco, pero también de Italia, Francia, Córcega, Turquía, España, y otras partes del mundo y vinieron en busca de mejor suerte en una época en al que el mundo debía estar muy convulsionado y el hambre y las calamidades imperaban en todas partes; aquí encontraron incentivos que los animo a radicarse en la zona donde trabajaron con constancia y entereza para construir un pueblo que hoy vive y lucha por un porvenir cada vez mejor.

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Y también me gustaría que apareciera en este relato el nombre de algunas mujeres en especial que aportaron servicios muy valiosos en una época en que todo era muy difícil y todo era indispensable. Entre esas mujeres estuvo Antonia Tepedino como la primera maestra que enseño las primeras a algunos muchachos que luego fueron muy útiles a la región.- (Cobraban un bolívar mensual por cada alumno) Felicia Pérez y Micaela castillo que criaban vacas para regalar leche a los niños de la comunidad, Ceferina Farías, la mejor partera del pueblo sin cobrar nada por sus servicios. Melania Liccioni, la rezandera incondicional, pero además folklorista y educadora; María Sotillet y Tula Jiménez, las costureras incansables, Josefita Sánchez, la mejor santiguadora, Ana María Martínez, la mejor cocinera de los peones; Piedad Liccioni la mejor criadora de gallinas, ; María Rojas la mejor tejedoras de esteras, Lucia Hernández la mejor traficante de ron, y Felipa Rengel la mejor preparadora de chinguirito.- Ahora bien si ya conocemos toda esta parafernalia de detalles inherentes al origen y surgimiento del pueblo conocido hoy como la Guanota” ubicado en las adyacencias del distrito Caripe, en el Estado Monagas, seria bueno decir también que para que ese peregrinaje o afluencia de gente a la región , se asentara, se organizara, y se dedicara a trabajar como lo hizo, es indudable que tuvo que haber un líder que lo encaminara y ese líder fue el hombre que llego oportunamente armado con un saco de bastimento una cultura mas avanzada, un gran espíritu de trabajo, un poco de capacidad general, un poco de personalidad, carisma, energía y por que no, una inteligente zanganería que le permitiría erigirse en patrón de una empresa que no tenia otro capital que su saco de bastimento” y su marruñeria para aglutinar a un contingente de hombres desorientados, en un núcleo de trabajadores quienes solo le faltaba el bastimento”.  El hombre del saco” que en este caso era el viejo Miguel Tepedino, emigrante Italiano, a quien no tuve oportunidad de conocer, pero su memoria me merece un gran respeto, como trabajador y como un hombre de avanzada”.-

Este hombre ( No hablo en términos figurados obviamente) en el mismo momento en que abre su saco” y pone en las manos de cada uno de aquellos hombres, en especies, algunos adelantos a cuenta del trabajo que debían comenzar de inmediato, crea una fuente de aprovisionamiento que permite a los hombres dedicarse a tumbar montañas, para sembrar y producir café y con ello hacer de la zona un polo de atracción o para todos los hombres que necesitaban y, querían trabajar.- Obviamente mientras los hombres fomentaban el conuco de café eran financiados por el hombre del saco” quien a la postre, como era lógico, pasaba su facturas al cliente y este no teniendo otros medios para cancelarla entregaba a su acreedor el conuco por saldo de cuenta y , o se convertía en su peón se mudaba a otro sitio para seguir tumbando montaña y sembrando café. A su vez el hombre del saco” iba incorporando progresivamente a su pequeño fundo todas las plantaciones cafetaleras que le entregaban en pago hasta llegar a conformar un gigantesco patrimonio conocido en la zona como “La Hacienda La Guanota” cuyo ultimo dueño fue Don Vicente Tepedino Velásquez, quien lo vendió en 1.961 al Instituto Agrario Nacional. El resto es historia conocida. 

Relato de Gonzalo Martinez (el cronista de La Guanota). con fecha del 15/04/2002.

Transcrito por Jorge Martinez R

 

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