Encantados, Enanitas y Oro en la Cueva del Guácharo

Encantados, Enanitas y Oro en la Cueva del Guácharo

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Con la luna llena y a partir de las nueve (9) de la noche, los Encantados de la Cueva del Pavo, -que queda en el cerro El Cantón-, se reunían con las Enanitas de La Cueva del Guácharo, y formaban grandes veladas musicales, con instrumentos de cuerdas, maracas de capacho y tambores de cuero que se escuchaban alrededor de las poblaciones del Corozo y el Guácharo.

Al paso del tiempo, con la aparición de la luz eléctrica, carreteras y vehículos, desaparecieron los encantados y las veladas musicales. las Enanitas, después comenzaron a salir de noche de La Cueva del Guácharo, con dirección al Alto La Laguna, lugar que queda aproximadamente a un kilómetros de distancia, siendo vista algunas veces, por chóferes que transitaban por allí, en pocos casos, alguno se ofrecía llevarlas a su destino, ellas se embarcaban y luego desaparecían misteriosamente dentro del vehículo, antes de llegar a su destino que era La Cueva del Guácharo.

La ropa y hasta la piel del conductor quedaban impregnados con un raro y exquisito aroma o perfume de mujer encantadora, aparecía una luz verde por delante del carro y una perrita negra que los acompañaba hasta al caserío El Guácharo donde misteriosamente tambien desaparecían.

A finales de los años sesenta, para época de Semana Santa, llego un grupo de jóvenes exploradores, estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y La Universidad de los Andes, (ULA). Un par de estos exploradores, se intereso mucho por los cuentos, historietas y leyendas de la zona, quedando impactados con el cuento de "los encantados y las enanitas", por lo que exploraron en La Cueva del Pavo, pasando días y noches en sus entrañas, convirtiéndose en caza fantasmas de oficio Se instalaron al frente de La Cueva Del Guácharo, para captar con mayor presicion el misterioso acontecimiento, cada noche salían en sus vehículos o caminando, convirtiéndose así en la atracción y la envidia de todos los pobladores, que los nombraban, los admiraban, los consentían, les tenían recelos, dudas o sospechas, -Porque tambien se decía en el pueblo, confirmado por los mismos guías o baquianos que acompañaron al equipo de exploradores: "Que los exploradores se quedaron por que en esas cuevas habían unas minas de oro, una gran mina de oro, Que el cuento de las "Enanitas" era mentira o un excusa para que nadie participara del hallazgo de oro.

Total, que el par de exploradores convertido en caza fantasmas eran la envidia e intriga de todos los moradores del pueblo, que persistían hasta el cansancio; “Que en las Cuevas habían encontrado unas minas de oro” y que los otros exploradores, vendrían con equipos y maquinarias de minerías para la explotación de las minas sin la participación de la gente del pueblo". Surgieron lideres en la comunidad, a tal punto que se organizaron grupos de hombres armados con sus machetes y escopetas de cacerías para defender sus minas de oro, El rumor o comidilla se hizo tan fuerte, que se convirtió en el tema del momento: en la casa, la escuela, en las bodegas, las mujeres en la cocina,pilando, lavando en el río, en la gallera, en el conuco, todo el poblado hablando de las minas de oro, al punto que hasta el mismo sacerdote, párroco de Caripe, en una misa en la Iglesia de El Guácharo, en su homilía tuvo que desmentir eso y apaciguar los ánimos de los lugareños que andaban como locos alborotados con el cuento de las minas de oro en la Cueva del Guácharo y La Cueva del Pavo.

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Al final el Cura del pueblo, tuvo la razón, Los dos jóvenes estudiantes de la UCV, integrantes del grupo de exploradores de la cueva -convertidos después en caza fantasmas de leyendas-, al cabo de siete (7) meses de amoríos y cacería de enanitas, terminaron casándose con dos hermosas muchachas, dos hermanitas preciosas, de esbeltas figuras , mejillas rosadas, labios rojizos y encarnados, ojos verdes y rubias cabelleras, nacidas y criadas allí mismo en La Cueva del Guácharo-, hijas de uno de los guías o baquiano, compañero de los jóvenes exploradores que después, se convirtieron en sus yernos. Estas parejas que forman parte de los cuentos o leyendas de la Cueva del Guácharo, se residenciaron en París, procreando su prole familiar, fruto del amor sagrado de una relación encantadora conformada por: "Encantados, Enanitas y Oro en la Cueva del Guácharo”.

Escrito por: Jorge Martínez R / laguanota.blogspot.com

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