Reportajes

Ir en busca de los regalos que la naturaleza esconde entre los verdes y azules del horizonte es una forma sencilla y  amena de disfrutar el paisaje de mi pueblo. El recorrido que les traigo es un paseo a los jardines de la casa de la señora Martha Rodríguez de Gómez, una amiga de Caripe, servidora número uno, con un trato amable, sabio y reflexivo.

Su casa esta ubicada dentro de la montaña que esta detrás del lateral izquierdo del Liceo Dr. Julián Padrón, en la entrada para acceder a su casa en la parte de abajo esta la Rodriguera que era la casa del señor Antonio Del Valle Rodríguez y la señora Rosita Tepedino.

Los padres de la señora Martha, inmediatamente después de la Rodriguera hay un portón que conduce a una carretera que abre paso a un pequeño corral de ganado vacuno, algunos carros que la falta de repuestos, el sol y el agua han hecho su trabajo de deterrioro.

El camino está rodeado de una vegetación que alterna árboles frondosos de naranja, níspero, mango, cafeto, pumalaca, guayaba y una gran variedad de flores que han sido plantadas para embellecer el recorrido.

Una vez en la cima esta la casona de la señora Martha, rodeada de unos hermosos jardines, cada planta ya sea un árbol frutal o ornamental tiene una historia particular y significativa para la dueña, cómo la adquirió, de dónde la trajo? el valor sentimental de sus plantas es incalculable.

Tiene un árbol de clavo especia , una joya en la flora del pueblo porque es el  único en el municipio.  Además una variedad de guayabas que si las prueban alegran el paladar al igual que  de mangos los reyes en el sabor de nuestros frutos.

Su casa una construcción de dos plantas con unas panorámicas espectaculares de las que ella disfruta y comparte en sus redes sociales a amigos y familiares. Para ella la casa de sus sueños, construída con amor y pensando cada detalle, allí vivió con su amor eterno, su amado esposo el señor Paúl Gómez, a quien ha llorado hasta el cansancio ya que se fue a cuidarla desde el cielo.

La señora Martha desde mi mirada, primero es la mamá de mis amigos de la adolescencia liceista Rafael y Noel , su amor puro e incondicional. También es la mamá de mi compañera de actualización en los inicios de la Semana Santa en vivo, Martha Julia, ella es el color y la alegría de su vida, su consentido y  adorado Mario, así como de un montón de hijos que la vida le ha regalado por alguna ocasión especial.

Los alrededores de su casa demuestran que aún mantiene el ánimo y la disposición como amante de la naturaleza y esas ganas que ha tenido de   transmitir ese enamoramiento por las plantas, su amor por la naturaleza, por las nacientes de agua, por los animalitos indefensos y su afán de que todos  tenemos que saber defendernos en situaciones de peligro en los paseos al aire libre, valores y lecciones que fomento a su grupo  Scout,  que si no me equivoco es cofundadora junto al matrimonio del señor Andrés Gutiérrez y la señora Marianella Torres de esa agrupación en el municipio.

Esos aprendizajes hicieron mucho bien a los jóvenes que formaron parte de esa agrupación por aquellos tiempos. Además es una trabajadora social yo creía que incansable pero si se cansa en físico pero no en el deseo de transformar el pensamiento de quienes no creen que en la vida se puede lograr todo lo que nos proponemos con constancia y dedicación.

La comerciante recuerdo que formaba parte de la cámara de comercio la cual funcionaba en la sede antigua de la biblioteca en la calle Guzmán Blanco, allí la recuerdo cuando yo era niña asistiendo a algunas reuniones, siempre activa, si ibas a su Farmacia La Botica y no encontrabas la medicina  de la indicación médica, con ese motor de energía buscaba en un libro donde siempre encontraba algún medicamento con otro nombre pero con los mismos componentes.  Martha la amiga y asidua visitante de la casa de la abuela Carolina, aquí siempre querida y bienvenida.

En mis primeros años de navidad en la casa de la abuela ella llegaba disfrazada de San Nicolás con un saco llego de dulces para los más chicos y no tan chicos como yo, apoyando así las tradiciones y regalando alegrías y sonrisas. Además querida por muchos en el pueblo por ser como es  atenta, servicial, con ganas siempre de ayudar.  Una mujer valiente, guerrera, sensible,  le gustan las flores, sus plantas le dan energías.

El cuido y la dedicación que invierte en sus jardines le recompensan cada mañana cuando se levanta y ellas les regalan flores, frutos y olores. Cada planta comparte con ella una historia y son los trofeos que guardan sus triunfos, alegrías, lágrimas, decepciones en fin su escencia. Agradecida con la señora Martha por recibirnos en su casa, una tarde acogedora, se nos paso el rato tan rápido que nos agarro la noche.

Hasta una próxima oportunidad. Les quiero.

Escrito y Fotos de Sandra Giannantonio.